lunes, 21 de agosto de 2023

TEXTO LAS MUJERES QUE HAY EN TÍ

«El ciclo menstrual puede ser una maravillosa fuerza positiva en nuestra vida como mujeres. Hay una vía espiritual secreta que es sólo para mujeres, y la clave de nuestra conexión y relación con la Divinidad es precisamente el ciclo menstrual. En cada fase de nuestro ciclo cambia nuestra relación con la Divinidad, nuestras necesidades espirituales y la forma en que encarnamos o expresamos la espiritualidad.» Miranda Gray ¿Te suena rara esta frase? Durante mi adolescencia hasta los veinticinco años me hubiera sonado como una broma de mal gusto: en esta época pasaba dos días en la cama con dolores de regla agudos, después de una semana de altos y bajos emocionales y con el cuerpo hinchado e incomodo. Al dejar de tomar la píldora anti-conceptiva – es lo que mi doctora me recetó para mis reglas dolorosas, emprendí un largo y fascinante recorrido para entender las raíces de mis malestares. Una de las herramientas más importantes que encontré fue la práctica de observar los cambios físicos, emocionales y mentales que experimentaba cada mes, con una mirada respetuosa. Después de casi un año de anotar mis experiencias, me di cuenta que en realidad, vivían en mi cuatro mujeres diferentes! Cada una, según la fase del ciclo, tiene distintas necesidades y habilidades: al reconocer esto, nació algo nuevo en mí como mujer. En vez de pretender seguir siempre con el mismo ritmo, descubrí que al vivir más en sintonía con mi ciclo y con estas cuatro fases, mis síntomas premenstruales y menstruales casi desaparecieron, y me sentía cada vez más feliz, más efectiva y sobre todo, reconciliada con mi feminidad. Quizás una de las maneras más fáciles de entender las cuatro fases del ciclo menstrual está en su gran proximidad con las cuatro estaciones. Renovación La semana después de tener la regla coincide con la primavera, con la renovación, con un aumento en nuestra energía física y en nuestras capacidades analíticas, de concentración y de planificación. Durante esta fase, nombrada la fase dinámica por Miranda Gray en su último libro “The Optimized Woman”, es el mejor momento de nuestro ciclo para empezar proyectos nuevos, para tomar acción, trabajar sola y lograr resultados. Expresión La semana siguiente, coincidiendo con la ovulación, corresponde con el verano y es nuestra fase expresiva, sociable, empática y radiante. Podemos aprovechar esta fase de nuestro ciclo para resolver conflictos, quedar con amigos o familia (o una cena romántica!), y presentar nuestros proyectos o ideas a los demás. Liberación Luego empieza la notoria fase premenstrual, quizás con la que más nos tenemos que reconciliar. Esta encaja con el otoño, cuando empieza a bajar nuestra energía física y notamos la necesidad de ir para dentro, de limpiar y soltar lo que no nos beneficia, tal como caen las hojas de los árboles. El gran reto de esta fase es canalizar nuestras altas capacidades criticas hacia cosas concretas para resolver problemas, pero no hacía nosotras o los demás. De una fase que puede ser muy destructiva, la podemos reconducir hacia una fase creativa y liberadora, de conexión con nuestro inconsciente e intuición. Reflexión Generalmente nuestro ritmo y energía van bajando hasta que llegamos al invierno, con la menstruación, una fase para ir a lo esencial, priorizar, y en cuanto podemos, tomar más tiempo para descansar y simplemente estar. Esta es la fase reflexiva, el final de un ciclo, un momento para parar, evaluar y conectar con lo que realmente es importante para nosotras. madreselva.com “La vida se mueve en ciclos de crecimiento, expansión, decrecimiento y renovación”. Sophia Style ¿Cómo conectaste con tu propia ciclicidad? En mi caso, la primera experiencia de los cambios cíclicos que viví durante la adolescencia fue muy desconcertante y negativa. No entendí lo que me estaba ocurriendo, tuve reglas tremendamente dolorosas y viví cada fase premenstrual con mucho malestar emocional. Recuerdo que a los veinte años dije en broma a mis amigas que ya deseaba tener la menopausia… ¡Imagínate! Hasta el día que una amiga me regaló un diario lunar y empecé a observarme y a anotar como me sentía cada día. Así, poco a poco, fui entendiendo mis estados cambiantes con una mirada más amorosa. Fue un gran alivio darme cuenta de que ser cíclica era algo que formaba parte de la naturaleza de la mujer y que incluso podría aportar una gran riqueza a mi vida. ¿Crees necesario que las mujeres conozcamos que somos cíclicas? ¿Y que lo conozca la sociedad en general? ¿Por qué? Desde luego, el hecho de conocer y aceptar los cambios que vivo a lo largo de cada ciclo menstrual en mi cuerpo y en mi estado de ánimo fue algo tan transformador y revelador que quise compartir estos descubrimientos con otras mujeres. Ha sido muy emocionante, a lo largo de los últimos quince años, formar parte de un movimiento de mujeres que hemos dejado atrás la carga de ser ‘rara’, ‘loca’, ‘inestable’ o ‘irracional’ para empezar a reconocer la parte positiva de cada fase de nuestro ciclo hormonal. En este proceso, las mujeres podemos conectar con una fuerza interna que tiene que ver con una escucha profunda de lo que sentimos y necesitamos en cada momento, desde el amor. Siento que cuando respetamos nuestros ciclos, volvemos a dar valor a la auto-escucha del cuerpo, al descanso, a lo sutil, a nuestro mundo interior… Son cosas muy olvidadas y negadas en nuestra sociedad. ¿Qué crees que tiene que saber un hombre del ciclo femenino? Afortunadamente hay cada vez más hombres con un verdadero deseo de entender mejor los ciclos de su pareja mujer, sus hijas o de las mujeres con quienes trabajan. Diría que un paso clave para cualquier hombre que quiera abrirse a los ciclos femeninos es empaparse durante un tiempo de los ciclos de la luna: observar qué sucede cuando está llena, cuando mengua, cuando desaparece y cuando vuelve a crecer… y dejarse sentir su influencia en él. Desde tiempos ancestrales, en diversas culturas, la luna ha sido una puerta de conexión con la sabiduría de lo femenino, tanto para mujeres como para hombres. Otro paso transformador, como hombre, es hacer una revisión y ‘limpieza’ de las propias creencias y juicios de valor interiorizados sobre la mujer y sus ciclos. Cuando empieza a comprender y honrar los estados cambiantes de la mujer aún sin entenderlos, dejando que estos nutran y enriquezcan la relación en vez de intentar reprimirlos, se abre un espacio mucho más amplio para amar y abrazar la diversidad. ¿Qué le dirías a una chica que acaba de tener su primera regla? Dependería obviamente de la relación con ella y del nivel de confianza… En general, más que decirle algo, le preguntaría cómo se siente y le transmitiría mi disponibilidad para escucharla o responder a cualquier pregunta que quisiera hacer. Siento que es importante tener en cuenta que es un momento íntimo y que es normal que no quiera hablar mucho del tema. Si percibo apertura por su parte, quizás compartiría algo sobre mi propia experiencia y las cosas que me han ayudado a mejorar la vivencia de la menstruación. O hablaría de cómo se celebra este momento en otras culturas y tribus indígenas, para que reciba algunas visiones reafirmadoras y positivas de este rito de paso. Según la relación que tengamos, me gustaría hacerle un pequeño regalo que hablase a nivel simbólico de su transformación, más allá de las palabras. ¿Cómo respondes cuando una mujer piensa que el momento de descubrir su ciclo ya ha terminado porque está llegando a la menopausia? La transición de la menopausia es también una gran oportunidad para conocerte mejor como mujer y escuchar los mensajes de tu cuerpo, aunque sea la primera vez que abras tu oído a la voz sabia que hay en ti, dentro y detrás de lo que aparece en la superficie. ¡Nunca es tarde para iniciar un viaje hacia dentro! Cuando llegamos al “otoño” de nuestra vida, cuando empieza a retirarse poco a poco la menstruación, en realidad tenemos muchísimos frutos y tesoros en nuestro interior que están deseando ser cosechados y descubiertos. Dedicar un tiempo a repasar amorosamente tus experiencias vitales y la relación con tu ciclo menstrual puede traerte nuevas visiones y comprensiones inesperadas. Lo veo como una etapa de destilación y de alquimia profunda. En muchas culturas ancestrales, el rito de paso de menopausia era una iniciación hacia el lugar de la “chamana” o sanadora de la comunidad. Cuando le damos este valor espiritual, podemos vivir este cambio de otra manera. ¿Añadirías algo más? Me gustaría compartir que estoy sintiendo cada vez más la llamada de la naturaleza y la conexión con los elementos como fuente de sanación y transformación. He comprobado que en los últimos años, a nivel personal y en los círculos de mujeres, es que abrirnos a la experiencia de estar en el campo, en un bosque, bajo un árbol o la luna… nos puede llevar de una manera muy directa a recordar lo que realmente es importante, a reconectar con nuestra parte salvaje, libre de juicios, a despertar nuestra sensualidad, a aceptar plenamente nuestro cuerpo. Además, como mujeres, la naturaleza nos recuerda continuamente que la vida se mueve en ciclos de crecimiento, expansión, decrecimiento y renovación. ¡Hace de espejo de nuestros ciclos internos y hormonales de una manera tan clara y cariñosa! Deseo que cada una de nosotras pueda recibir esta sabiduría ancestral, medicina para nuestra alma femenina.

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